Trump nunca creyó en el voto por correo y anticipado. En todo momento instó a su base electoral para que votara en persona, ya que, según su teoría de conspiración deliberada, los demócratas reemplazarían los votos republicanos por votos a favor de Biden, todo esto adornado con otras teorías que involucraban a potencias extranjeras como Irán y China.

Es un viejo recurso utilizado ampliamente por los nazis, como Goebbels y el propio Trump, quien se lo confesó a la periodista de "60 Minutos":

"Yo descalifico a mis oponentes con mentiras para que después nadie les crea y pierdan su credibilidad".

Pero la realidad puede ser muy dura y la mentira puede que tenga patas cortas. La población estadounidense, a pesar del terror infundado por Trump, se volcó a votar por correo, y en estas elecciones presidenciales ha alcanzado un récord histórico al superar los 100 millones de sufragios, según la organización U.S. Elections Project, empujados más que todo por el contexto de pandemia.

Es más, la Universidad de Florida indicó que 35,9 millones corresponden a votos en persona registrados en las jornadas anteriores y otros 64,8 millones a votos por correo. Con esta cifra, sumada a los sufragios que han depositado este martes los electores y los enviados por correo y aún no contabilizados, se espera que se rebasen con creces los 136,6 millones de votantes, o un 55,7% del electorado, que participaron en los comicios del 2016. En esas elecciones el ahora presidente, Donald Trump, se impuso a la entonces candidata demócrata, la ex secretaria de Estado con Barack Obama, Hillary Clinton.

A priori, una alta participación favorece a los demócratas y el hecho de que haya un voto anticipado histórico en ambas modalidades es buena señal para el exvicepresidente Joe Biden. Uno de los tópicos del ritual americano es que los demócratas votan pronto.

Y Trump lo sabe, por eso hoy descalifica, y no le ha bastado con eso, se ha lanzado a los juzgados para que se detenga el conteo de votos por correo, en una indignante y rastrera operación de supresión de votos que podría costarle a futuro un señalamiento penal.

Pero Trump tiene que jugárselas todas hoy. Por eso ha llorado en Twitter (que le etiquetó el tuit como "noticia falsa"), posteando:

"Anoche estuve liderando, a menudo sólidamente, en muchos estados clave, en casi todos los casos los demócratas se postularon y controlaron. Luego, uno por uno, comenzaron a desaparecer mágicamente mientras se contaban los votos por correo. MUY EXTRAÑO, y los "encuestadores" se equivocaron completa e históricamente".

Por supuesto, Trump no nos ha dicho que 100 millones de personas votaron anticipadamente y por correo. Tiene que obviarlo, ocultarlo al público para que su mentira crezca y llegue a la débil psiquis de sus creyentes. Y remata:

"¿Cómo es que cada vez que cuentan los depósitos de votos por correo son tan devastadores en su porcentaje y poder de destrucción?".

Amigo Trump, aunque no soy un matemático consumado, sin embargo, sabemos cómo contar.