Trump invitó a los congresistas a la Casa Blanca y luego a que disfrutaran de las delicias de su lujoso hotel, en el momento que su campaña está sufriendo derrota tras derrota en los tribunales, y el presidente no ha tenido más opción que coaccionar al congreso de Michigan para que interfieran, primero, en el proceso de certificación de los votos estatales, a menudo dirigidos a ciudades como Detroit, Filadelfia, Milwaukee y Atlanta con grandes poblaciones negras políticamente poderosas, y segundo y por si lo primero falla, subvertir efectivamente el voto popular y enviar sus propias delegaciones pro-Trump al Colegio Electoral, cambiando con ello el número de votos electorales a favor de Biden por votos electorales a favor de Trump.