Aunque personalmente a Murdoch no le agrada el vulgarismo de Trump, no deja que su alianza entre billonarios no se deteriore

Rupert Murdoch se decide finalmente por Trump y su New York Post, como su Fox News, endosan su apoyo al Presidente

El magnate Rupert Murdoch, dueño de la Fox News y el New York Post, finalmente cedió a la presión de Trump y decidió apoyarlo abiertamente en su carrera a la presidencia, titulando en primera plana del NY Post: "El Post endosa al Presidente Trump: Hagamos a EEUU Grande de Nuevo". A continuación, publicamos el Editoral íntegro del New York Post:

26 oct. 2020 Rupert Murdoch New York Post apoya a Trump

Sí podemos volver a la explosiva creación de empleos, al aumento de los salarios y la prosperidad general que teníamos antes de la pandemia.Sí podemos tener libertad económica y oportunidades, y resistir a la cultura de la cancelación (boicotear la compra de productos de una empresa señalada) y a la censura. Sí podemos dejar atrás el annus horribilis 2020 y hacer que Estados Unidos de América vuelva a ser grande de nuevo, sí, de nuevo. Podemos hacer todo esto si tomamos la decisión correcta este 3 de noviembre.

El New York Post respalda al Presidente Donald J. Trump para que sea reelegido.

En la toma de decisiones para las elecciones siempre el tema de la economía ha sido el primero, pero nunca para este año.

Así que les daremos un pequeño recordatorio: Antes del cierre obligado por coronavirus la tasa de desempleo era del 3,5 por ciento, la más baja en medio siglo. El desempleo de los afroamericanos era del 6,8%, la cifra más baja desde 1972.

Los adultos que habían estado afuera de la fuerza laboral durante años encontraron nuevas perspectivas; durante 17 meses del mandato de Trump, hubo un millón más de puestos de trabajo `para personas que estuvieron desempleadas.

Eso hizo subir los salarios. Por primera vez en una década, el crecimiento de los salarios superó el 3 por ciento anual. También redujo la brecha de la riqueza. Entre 2016 y 2019, los ingresos medios reales aumentaron más, un 9 por ciento, para aquellos que no tienen un diploma de secundaria. Los ingresos medios reales disminuyeron un 2,3 por ciento para los que tenían un título universitario, principalmente porque los empleados mayores se jubilaron, según la Encuesta de Finanzas del Consumidor de la Reserva Federal.

¿Cómo fue posible que el Presidente Trump lo hiciera? Primero, confiando en el libre mercado. Abogó por la reducción de la tasa de impuestos corporativos a una cifra más acorde con el resto del mundo industrializado. Cortó las regulaciones engorrosas, particularmente las que se impusieron cuando el Presidente Barack Obama ya iba para afuera de su presidencia. Racionalizó el proceso de permisos que retrasaría los proyectos de infraestructura por años, a veces décadas.

Una administración de Joe Biden estaría en deuda con una izquierda socialista que ve una oportunidad para rehacer la nación en su visión, una más dependiente de la deuda del gobierno. Considere el coqueteo de Biden con el fracking -que su partido demócrata aborrece-, al que ahora favorece porque sabe que ha sido una fuerza positiva y generadora para Pensilvania. ¿Qué posición tendría Biden acerca del fracking cuando esté en el cargo?

Trump también rechazó el axioma globalista de que los acuerdos comerciales y la inmigración sin restricciones eran mejores para los estadounidesnes. Los EE.UU. ha perdido 3,7 millones de puestos de trabajo por la presión de China a partir del 2001, según el Instituto de Política Económica. Y este debilitamiento de nuestros trabajadores con mano de obra extranjera barata no hizo nada para fomentar la apertura y la democracia en Pekín. El autoritarismo de China sólo ha empeorado con los campos de concentración para los uigures, las medidas enérgicas en Hong Kong y el cierre de iglesias independientes. La nación sigue siendo una economía planificada y manipuladora que devalúa su moneda y explota su déficit comercial.

Además, el presidente reconoció que la inmigración ilegal sin restricciones era injusta para los trabajadores estadounidenses, una creencia común en personalidades de derecha como Bernie Sanders. *(Nota del Editor de CNI: Bernie Sanders es de izquierda, se autoproclama como socialdemócrata, y no cree que la inmigración esté dañando la economía de EEUU ni a sus trabajadores, sino al contrario, agrega).

Biden abriría las puertas de una frontera libre de nuevo, y por lo que se ve, volvería a la "normalización" con China, lo que significa que los chinos volverán a comerse nuestro almuerzo.

A nivel nacional, el Presidente Trump ha hecho retroceder los abusos de las administraciones anteriores.

Su Departamento de Educación revirtió el espectacular abuso de Obama que transformaba a burócratas universitarios en jueces estelares que trataban casos de agresión sexual donde desarmaban, sin otorgarles sus derechos, a los acusados. Ha alentado la privatización escolar, un progreso en educación que Biden sofocaría por su lealtad a los sindicatos de maestros. Trump aprobó la reforma de la justicia penal, liberando a losque estaban encerrados más allá del punto del castigo razonable. Con razón denunció la permisividad de los políticos en ciudades como Portland con la anarquía que burbujaba en sus calles.

Ha defendido el orgullo de los valores estadounidenses contra aquellos que calumnian a toda nuestra nación como una empresa racista.

Lo más importante, durante su mandato y culminando con la nominación de Amy Coney Barrett, los nombramientos judiciales de Trump prometen frenar el giro a la izquierda de los tribunales y el activismo con el que los demócratas han llegado a contar. La izquierda ha logrado a través de decisiones legales lo que no pudo a través de la legislación.

Una nueva cosecha de jueces y magistrados promete decidir la ley sobre su constitucionalidad, no a través del activismo.

Joe Biden ha tratado de hacer de esta elección una sobre el coronavirus, pero no está claro si el lo hubiera hecho diferente, excepto el de desencadenar nuevas cuarentenas, una estrategia que la OMS ahora desalienta.

Trump es criticado por su temprana manipulación acerca del virus, pero él instituyó una prohibición a los viajes y envió ayudas a los estados donde indudablemente salvó vidas. La expectativa "perfecta" que los medios de comunicación esperan del presidente, rara vez es aplicada a otros funcionarios. Consideremos el caso del gobernador Andrew Cuomo que escribió un libro de auto-evaluación sobre su respuesta a COVID-19, a pesar de que el número de muertos de Nueva York es más alto que el de cualquier otro estado. Y como es un demócrata, los medios le dejaron salirse con la suya.

Hoy en día, los infectados por coronavirus sobreviven a tasas mucho más altas. Es probable que tengamos una vacuna en los próximos meses, mucho antes de lo que muchos expertos creían posible. Los medios de comunicación no quieren admitirlo, pero eso es todo gracias a la política de la "velocidad de la luz" instituida por la Casa Blanca.

En política exterior, el Presidente Trump nos ha avergonzado repetidamente por su falta de sabiduría convencional. Después de que las administraciones anteriores prometieran, pero no movieran, nuestra embajada a Jerusalén, él lo hizo, y, a pesar de los fatalistas, no pasó nada.

La administración Obama trató de cooptar a Irán con paquetes de dinero, que el régimen teocrático utilizó para sembrar el caos en toda la región, agitando los disturbios en Irak, Siria, Líbano, Yemen y Cisjordania. La administración Trump cortó el dinero, mató al arquitecto de la campaña de terror, Qasem Soleimani, y, a pesar de los fatalistas, el mundo se volvió más seguro. ¿El resultado? Las naciones árabes han aceptado cada vez más a Israel, firmando acuerdos de paz históricos.

Como prometió, Trump no nos ha enredado en nuevas guerras extranjeras, y nos ha estado sacando de las viejas. Convenció a México para que se encargara de las caravanas de inmigración de América Central, y logró que los aliados de la OTAN pagaran más por sus compromisos. Cuando los periodistas escriben que los Estados Unidos ha "perdido su posición en el mundo", normalmente se refieren a nuestra posición en los cócteles de Davos. Para el resto de nosotros, está claro que el trumpismo se centra en perseguir lo mejor para nuestro país.

Aquí está la parte sobre Twitter. Este periódico ha lamentado, antes de las elecciones de 2016 y a menudo durante su mandato, el hábito del Presidente Trump de hablar antes de pensar. El mismo Trump admitió en una entrevista con Barstool Sports en Julio:

"Solía pasar que en los viejos tiempos, antes de todo esto, escribías una carta y decías, 'Esta carta está realmente mal redactada', la ponías en tu escritorio y volvías al día siguiente y decías, 'Oh, me alegro de no haberla enviado'. Pero con Twitter no podemos hacer eso".

Trump es pretencioso y de piel intocable. No cambiarár, y nada de lo que digamos frenará sus impulsos, aunque reconocemos que considerando la frecuencia con la que los demócratas han empujado teorías desacreditadas sobre la colusión rusa y han insultado a cada una de sus acciones, a Trump habría que perdonarlo por sus enojos. Twitter le da una plataforma sin filtro para reflexionar y presentar el lado real del pueblo americano.

Sólo le podemos aconsejar que un presidente que piense en bajar la calor en lugar de echarle gasolina al fuego, tendrá una nación más feliz (y un mayor índice de aprobación).

La pregunta es: ¿Qué es lo más importante? ¿Las palabras o las acciones? Los medios de comunicación están enormemente obsesionados con los tweets y los comentarios extemporáneos de Trump, sin aprender nunca la lección de que la mayoría de las veces, sólo está bufando.

Al respaldarlo, elegimos centrarnos en las acciones y logros del Presidente Trump.

Ha cumplido sus promesas.

Como esta campaña lo ha dejado claro, Joe Biden es el candidato estrella del Partido Demócrata. Rara vez acepta preguntas, se aferra a sus discursos, y pone fin a su día de trabajo a las 9 a.m. No hay razón para pensar que su presidencia sería diferente. La izquierda insurgente del partido, AOC y el Escuadrón (la Congresista Alexandraia Ocasio-Cortes y su SQUAD formado Ilhan Omar, Rashida Tlaib y Ayanna Pressley) , están salivando ante la posibilidad de impulsar su agenda. Kamala Harris está midiendo las cortinas. Cualesquiera que sean los impulsos moderados que Joe Biden pueda tener, espera que se evaporen rápidamente en la oficina - particularmente si hay un Congreso azul unido detrás de él.

Kamala Harris se ríe cuando se le pregunta si traerá una perspectiva 'socialista' a la Casa Blanca

El Presidente Trump no buscará rehacer el país. Confiará en que América, con apoyo pero sin interferencias, se recupere. En resumen, no se interpondrá en el camino. Reelegirlo es la mejor opción para los Estados Unidos.

Además, realmente hará vibrar a Hollywood.

Archivado bajo 2020 elección presidencial , donald trump , editorial , apoyos , new york post , 10/26/20

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