En su última oportunidad de ganarse a los votantes, Trump no pudo establecer una conexión emocional

Op-ed: A Trump no le importa

Estás perdiendo. Estás perdiendo bastante mal. Te quedas sin dinero. A tus anuncios los están sacando de la televisión en los estados que debes ganar. Pero aquí está, tu última oportunidad de hablar para una gran audiencia nacional y, de forma gratuita, realmente es la última oportunidad de ganar de nuevo a los votantes que se han alejado de ti.
Op-ed: A Trump no le importa
37b5bbb6760d509d170d03b2f20eee2d
Trump fracturando a EEUU

Otro político podría haber tratado de hablar acerca de los más profundos temores y preocupaciones de esos votantes, para restablecer una conexión emocional, para llegar con consuelo a los problemas actuales y planes creíbles de una mejora y un brillante futuro. Pero ese no es el camino de Donald Trump. Incluso cuando fue invitado por la moderadora, Kristen Welker, para que le hablara directamente a familias de círculos de minoría racial, el Presidente Trump sólo pudo hablar de sí mismo, jactándose de haber hecho más por los afroamericanos que todos los presidentes anteriores, excepto quizás Abraham Lincoln, una afirmación no sólo ridículamente falsa, sino chocante. Él nunca, nunca podría siquiera manejar, ni en apariencias, simular que cuida y se preocupa por alguien más que no sea de sí mismo. Trump estalló en un sarcasmo burlón cuando Joe Biden invocó la imagen de las familias de clase media que se sientan, cansados después de una larga jornada de trabajo, a comer sobre la mesa de la cocina. La sola idea de esto irritó a Trump.

_102381358_trump_lookalike976

Trump se comportó mejor en este segundo debate que en el primero. El botón de silencio era su buen amigo, y también lo era el bloc de papel en el que durante los primeros 10 o 12 minutos pretendía tomar notas siempre que era el turno de Biden de hablar. Las reglas del segundo debate lo frenaron, restringiendo el espectacular mal comportamiento del primer debate.

Pero Trump llegó con un solo plan: Atacar y atacar. Algunos de los ataques eran totalmente falsos: Qué Biden se beneficiaba del dinero chino, por ejemplo. Algunos de los ataques tenían una base en la realidad: El encarcelamiento de menores de edad en los cruces fronterizos comenzó con Barack Obama y Biden, no con Trump. Pero ninguno de ellos hizo lo que Trump necesitaba hacer tan desesperadamente: llegar a los votantes de los que se sospecha no le importan en absoluto. Estos han sido meses difíciles. Lo siento. Lo entiendo. Trump no pudo decirlo; no pudo hacerlo. Sólo pudo ofrecer una falsa promesa de conseguir vacunas contra el Coronavirus antes de fin de año, una promesa de la que se retractó enseguida bajo la presión del moderador cuando le pregunto por más detalles.

Trump no fue empático.  Ya lo saben incluso los partidarios de Trump. Algunos de ellos incluso aprecian eso. Prefieren la ira. Pero esos partidarios también podrían considerar esto: Trump demostró en ese escenario por qué ha fallado tan a menudo en su trabajo de ser presidente. Se embarcó en negar y rechazar la legítima realidad (que está perdiendo por culpa de COVID-19) en favor de una fantasía (que ganaría si pudiera contarle a más gente las últimas acusaciones de Rudy Giuliani contra el hijo de Joe Biden). Se negó a sentir un ligero cuidado por lo que le importa a los votantes y en cambio insistió en que a los votantes les importa lo que a él le importa.

donald-trump-wearing-corona-virus-mask-face-blinded-eyes-cartoon-vector-drawing-march-donald-trump-wearing-corona-virus-mask-175355299

"Hablas demasiado, y mucho de lo que hablas es sobre ti mismo." Así es como el detective Philip Marlowe se despide de un criminal narcisista en la novela de Raymond Chandler, El largo adiós. Si EE.UU. despide a Trump en noviembre, de seguro oirá la misma despedida.

Op-ed: A Trump no le importa
You are using Opennemas CMS
TRY IT NOW