Las advertencias se basaron en múltiples fuentes, incluidas las comunicaciones interceptadas, que mostraron que Giuliani estaba interactuando con personas vinculadas a la inteligencia rusa durante un viaje a Ucrania en diciembre de 2019, donde reunió información en la suposición de que expondría actos de corrupción del exvicepresidente Joe Biden y su hijo Hunter.

La inteligencia planteó la preocupación de que Giuliani estaba siendo utilizado para alimentar desinformación rusa directamente al presidente, dijeron los ex funcionarios, que hablaron con la condición de anonimato para discutir información y conversaciones sensibles.

Las advertencias a la Casa Blanca, que no han sido reportadas anteriormente, llevaron al asesor de seguridad nacional, Robert O'Brien, a advertir a Trump en una conversación privada que cualquier información que Giuliani le trajera de Ucrania debería ser considerada como contaminada por Rusia, dijo uno de los exfuncionarios.

El mensaje de la comunidad de inteligencia estadounidense fue del tipo "Haga lo que quiera con la información, pero su amigo Rudy ha sido trabajado por activos (agentes) rusos en Ucrania", dijo una persona cercana al presidente. Los funcionarios querían "proteger al presidente de que saliera diciendo algo "estúpido", en particular porque se enfrentaba a la impugnación de sus propios esfuerzos para obligar al presidente de Ucrania a investigar a los Bidens.

Pero O'Brien salió de la reunión sin saber si había conseguido comunicarse con el presidente. Trump se había "encogido de hombros" ante la advertencia de O'Brien, dijo el ex funcionario, y desestimó la preocupación por las actividades de su abogado diciendo: "Asi es Rudy".

Giuliani visitó la Casa Blanca el 13 de diciembre, poco después de que el Comité Judicial de la Cámara votara para proceder con los artículos de impugnación, y se reunió con Trump en el centro turístico del presidente en Florida ocho días después.

Las advertencias oficiales sobre Giuliani subrayan la preocupación de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos de que Rusia no sólo está tratando de repetir la campaña de desinformación que emprendió en 2016, sino que ahora puede recibir ayuda, sin saberlo o no, de personas cercanas al presidente. Esas advertencias han cobrado nueva urgencia en los últimos días. La información que Giuliani buscó en Ucrania es similar a la contenida en los correos electrónicos y otra correspondencia publicada esta semana por el New York Post, que el periódico dijo que provenía del portátil de Hunter Biden y que fueron proporcionados por Giuliani y Stephen K. Bannon, ex asesor político de Trump en la Casa Blanca.

El Washington Post no pudo verificar la autenticidad de las supuestas comunicaciones, que se refieren a los negocios de Hunter Biden en Ucrania y China.

Los ex funcionarios dijeron que Giuliani no era el objetivo de la vigilancia de los Estados Unidos mientras estuvo en Ucrania, pero que estaba tratando con presuntos activos rusos que sí lo eran, lo que llevó a la captura de algunas de sus comunicaciones.

Giuliani estaba interesado en adquirir información de sus contactos extranjeros sobre Burisma, la empresa de energía ucraniana en la que Hunter Biden ocupaba un puesto en la junta directiva, así como sobre las actividades de Biden en Ucrania, China y Rumania, dijeron dos ex funcionarios. El afán de Giuliani era tan pronunciado "que todo el mundo [en la comunidad de inteligencia que lo conocía] hablaba de lo difícil que iba a ser intentar que se detuviera, que se tomara en serio la idea de que estaba siendo utilizado como un conducto para la desinformación", dijo un ex funcionario.

A principios de 2019, la inteligencia estadounidense también había advertido en materiales escritos enviados a la Casa Blanca que Giuliani, en su campaña de información sobre los Bidens, se estaba comunicando con activos rusos.

Varios altos funcionarios de la administración "tenían un entendimiento común" de que Giuliani era el blanco de los rusos, dijo el ex funcionario que relató la intervención de O'Brien. Ese grupo incluía al Fiscal General William P. Barr, al Director del FBI Christopher A. Wray y al Consejero Blanco Pat Cipollone.

Los portavoces del FBI y del Departamento de Justicia se negaron a hacer comentarios. Un portavoz de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional remitió las investigaciones a la Casa Blanca.

"El Consejero de Seguridad Nacional O'Brien y el Consejero de la Casa Blanca Cipollone se reúnen con el Presidente frecuentemente en una variedad de asuntos. El embajador O'Brien no hace comentarios sobre temas delicados de inteligencia, o sobre los consejos que le da el Presidente Trump", dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional John Ullyot en una declaración escrita. El asesor de seguridad nacional "puede decir que el Presidente siempre trata esas reuniones informativas con la mayor seriedad". La caracterización de la reunión, tal como se describe en este artículo, no es exacta".

En un mensaje de texto del jueves, Giuliani dijo que nunca fue informado de que Andriy Derkach, un legislador pro-ruso de Ucrania, a quien conoció el 5 de diciembre en Kiev, era un activo de la inteligencia rusa. Giuliani dijo que "sólo tenía información secundaria y no lo consideraba un testigo". Pero Giuliani se reunió de nuevo con Derkach en Nueva York dos meses después, alojándolo en su podcast, y ha promovido las afirmaciones infundadas de Derkach sobre los Bidens, describiendo a Derkach como "muy útil".

En septiembre, el Departamento del Tesoro de EE.UU. sancionó a Derkach por supuestamente llevar a cabo una "campaña de influencia" contra Joe Biden, llamando al ucraniano "un agente ruso activo durante más de una década" que ha mantenido "estrechas conexiones con los servicios de inteligencia rusos".

En agosto, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional describió públicamente a Derkach como parte de un esfuerzo ruso por interferir en las elecciones de 2020 difamando a Biden. La oficina del DNI acusó a Derkach de "difundir afirmaciones sobre corrupción, incluso mediante la publicación de llamadas telefónicas filtradas, para socavar" a Biden y a los demócratas.

Para algunos funcionarios, la voluntad de Trump de reunirse con Giuliani a pesar de las advertencias sobre la influencia rusa, sonaba a las acusaciones de colusión que perseguían al presidente después de las elecciones de 2016. El abogado especial Robert S. Mueller III dijo que no encontró pruebas para fundamentar un cargo penal de conspiración contra nadie en la campaña de Trump. Pero su investigación documentó numerosos casos en los que los asociados de Trump buscaron a sabiendas información perjudicial de individuos rusos y sus apoderados sobre Hillary Clinton, la candidata presidencial demócrata de 2016.

Giuliani no fue tímido en su búsqueda de información que pudiera perjudicar a Biden, llevando a un equipo de filmación de documentales de la cadena de ultra-derecha One America News a Ucrania en diciembre cuando se reunió con Derkach. En ese momento, Giuliani afirmó que Trump le había ordenado que compartiera sus conclusiones con el Departamento de Justicia y los republicanos del Senado.

Los temores de los funcionarios sobre lo que Giuliani podría decir al presidente se vieron agravados por la reacción generalmente furiosa de Trump ante la inteligencia negativa sobre Rusia y sus esfuerzos por influir en la política de los Estados Unidos.

"Cada vez que hablas con el presidente, no importa cuáles sean los hechos, si mencionas a Rusia, eso es todo, has chocado con el tercer riel", dijo uno de los ex funcionarios. Trump ha calificado la documentada campaña de interferencia electoral de Rusia como un "engaño" que fue impulsado para desafiar la legitimidad de su elección y socavar su administración.

Trump ha confiado durante años en el consejo de Giuliani. Pero en los últimos meses, a medida que el presidente se ha ido quedando atrás en las encuestas, el ex alcalde de Nueva York se ha convertido en un confidente aún más cercano, dijeron sus ayudantes y funcionarios. Giuliani ha visitado la Casa Blanca para los preparativos del debate, ha dado consejos al presidente sobre su respuesta a la pandemia del coronavirus, ha promovido la controvertida droga hidroxicloroquina como tratamiento para el covid-19 y ha discutido qué eventos políticos y manifestaciones cree que el presidente debería celebrar.

Giuliani también fue una importante fuente de información durante el juicio político, cuando Trump trató de refutar las acusaciones de abuso de poder aireando falsas acusaciones de que Biden, mientras ocupaba la vicepresidencia, había presionado para que se destituyera a un fiscal ucraniano para evitar que su hijo fuera investigado.

Durante su juicio político en el Senado, Trump negó haber enviado a Giuliani a Ucrania para desenterrar los trapos sucios de Biden, que era entonces un aspirante a la candidatura presidencial demócrata. Pero después de su absolución, Trump dio marcha atrás, reconociendo en una entrevista de podcast con Geraldo Rivera que había ordenado a Giuliani que fuera a Ucrania.

"Así que cuando me preguntas, por qué usé a Rudy, y una de las cosas sobre Rudy es, número uno, que fue el mejor fiscal, ya sabes, uno de los mejores fiscales, y el mejor alcalde", dijo Trump. "Pero también, otros presidentes los tenían. FDR tenía un abogado que estaba prácticamente, ya sabes, totalmente involucrado con el gobierno. Eisenhower tenía un abogado. Todos tenían abogados".

Meses antes, Trump también le había dicho al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky que debía reunirse con Giuliani.

"El Sr. Giuliani es un hombre muy respetado. Fue el alcalde de la ciudad de Nueva York, un gran alcalde, y me gustaría que lo llamara", le dijo Trump a Zelensky en una llamada telefónica el 25 de julio de 2019, según una transcripción parcial publicada por la Casa Blanca. "Le pediré que le llame junto con el Fiscal General. Rudy muy bien sabe lo que está pasando y es un tipo muy capaz. Si usted pudiera llamarlo sería grandioso".

Esa llamada fue una pieza central en el caso de "Impeachment" contral el presidente Trump.