En un mitin tras otro, tuit tras tuit, Trump anima a sus seguidores y a todos los demás a dejar de hablar del coronavirus. Su mensaje clave: No es para tanto, las vacunas están en camino y si la gente se enferma, la mayoría de ellos sobrevivirá como lo hicieron Trump y su familia. Además Biden es un idiota miedoso que no pudo controlar la gripe porcina.

El enfoque que Trump quiere insuflar en la mente de la población es que se "hagan los locos" y que "miren hacia el otro lado", no muy diferente de como Trump pasó el verano, enfocándose en la necesidad de reabrir la economía, las escuelas y dejar el miedo a peder la vida a un lado, a pesar de un número de muertes que ya ha superado las 226,000 personas en los EE.UU.

El argumento final de Trump sobre el Covid-19 llega cuando Joe Biden y sus sustitutos golpean al presidente por su mal manejo en las tempranas etapas de la pandemia, su inconsistente mensaje de salud pública, sus afirmaciones inexactas sobre la amenaza y sus promesas de que la vacuna llegará mucho antes de lo que los funcionarios de Salud esperan. También está llegando justo cuando los EE.UU. tiene nuevos registros diarios de casos de coronavirus antes de las elecciones del 3 de noviembre.

Y aunque Trump diga que Biden hubiera sido incapaz de manejar el coronavirus (cuando apareció la mortal gripe porcina, EEUU alcanzó el número de 12 mil muertos en 1 año, en tanto que Trump lleva 226 mil en siete meses), en secreto él reconoce cada vez más que cualquiera que esté seriamente preocupado por la amenaza del virus no votará por Trump de todos modos. Por eso Trump lanza sus ataques sin sentido y llenos de mentiras ya descubiertas. Repite y repite lo mismo, una y otra vez, sin cansancio, utilizando el mecanismo del otrora publicista alemán Goebbels.

Eso solo significa que la campaña no está cambiando ninguna de sus estrategias políticas, incluyendo sus mensajes para hacer frente a los crecientes casos de Covid-19 en todo el Medio Oeste y las zonas rurales, o el nuevo brote entre los funcionarios de la oficina del vicepresidente, lo que a su vez embarca a EEUU en escenarios francamente catastróficos.

"Si crees que el Covid es un gran problema, entonces no votarás por el presidente", dijo un ex funcionario de la administración. "Hemos pasado por cosas duras como la del propio presidente de los Estados Unidos con Coronavirus. Por eso no creo que el hecho de que el jefe de personal de la oficina del vicepresidente Mike Pence, Marc Short, quien está contagiado de coronavirus y otros más, Covid cambie las cosas", añadió el funcionario sobre el jefe de personal del vicepresidente, que actualmente está en cuarentena después de obtener un resultado positivo en la prueba del sábado.

Los funcionarios de la campaña de Trump han justificado su relativa indiferencia hacia Covid-19 afirmando que la economía está en la mente de los votantes y lo hacen cuando presionan el sprint final hacia el día de elecciones, incluso cuando estados como Wisconsin, Dakota del Norte y Montana ven un récord en el recuento diario de casos y las encuestas muestran que los estadounidenses de mayor edad están más interesados en detener la propagación del virus en comparación con otros temas.

"Independientemente de si los casos aumenten o no, la gente está harta de este mier--", dijo una persona cercana a la campaña de Trump. "Ya han pasado ocho meses y se está produciendo una fatiga mental por el coronavirus. Hace tres meses, la gente dijo que su problema número uno era el virus. Pero ahora dicen que es la recuperación económica".

La oficina de prensa de la Casa Blanca dijo que la administración se centra en ambos.

"El objetivo del Presidente Trump es proteger a tantas personas como sea posible tanto del virus como de los devastadores efectos de las cuarentenas", dijo Sarah Matthews, secretaria de prensa adjunta de la Casa Blanca. "Estamos en una posición mucho mejor para manejar el virus ahora de lo que estábamos al principio de la pandemia en términos de conocimiento y esfuerzos de mitigación, tratamientos, PPE adecuados y una próxima vacuna en tiempo récord. Siempre hemos defendido firmemente que los estadounidenses, especialmente los que pertenecen a poblaciones de alto riesgo, tengan un cuidado extra para implementar las precauciones adicionales adecuadas en su vida cotidiana, como el distanciamiento social, el mantenimiento de las mejores prácticas de higiene y el uso de mascarillas".

Lo cual, efectivamente, no es cierto.

Mitin de Trump. Ninguna mascarilla

Las últimas encuestas muestran un panorama desafiante para el mensaje de Trump. Un promedio de 57,5 por ciento de los estadounidenses desaprueba el manejo de Covid-19 por parte de la administración Trump, según el rastreador de encuestas del sitio FiveThirtyEight.

Aproximadamente el 56 por ciento de los estadounidenses dijeron que estaban preocupados por las preocupaciones de salud pública asociadas al Covid-19, mientras que el 34 por ciento de los estadounidenses dijeron estar preocupados por el efecto del coronavirus en el mercado de valores y el desempleo, según una encuesta de POLITICO/Morning Consult de la semana pasada.

El presidente sigue tratando de convencer a los estadounidenses de que el país está "a la vuelta de la esquina" con respecto al virus. "Aparte de que las noticias falsas quieren asustar a todo el mundo, estamos absolutamente a la vuelta de la esquina", dijo Trump a los periodistas el lunes al salir de la Casa Blanca para las manifestaciones en Pensilvania.

En un tweet del lunes, culpó a los medios de comunicación por "montar campañas centradas en el COVID, COVID, COVID, hasta el día de las elecciones". ¡Perdedores!" Y en un mitin ese día, argumentó, "Quiero decir, lo tengo y estoy aquí. Tenemos grandes medicinas y terapias. La primera dama lo consiguió... ¿sabes quién más lo consiguió? Barron".

Varios asesores de Trump sostienen que el brote en la oficina del vicepresidente Mike Pence tendrá poco papel en los próximos días, ya que la órbita de Trump ya ha sobrevivido a las infecciones mucho más notorias del presidente, la primera dama y varios asesores de alto nivel, incluyendo a Hope Hicks, Stephen Miller y Kayleigh McEnany, pero, eso sí, sin mencionar nunca que estos funcionarios reciben atención medica de los mejores doctores del mundo y con los equipos de investigación de punta para su rápida recuperación.