Sólo el viernes se reportaron 227,00 nuevos casos en los Estados Unidos, la primera vez que el conteo diario de casos ha superado los 220,000, de acuerdo con un conteo de la Universidad Johns Hopkins.

Un promedio de 2.000 personas han muerto de la enfermedad cada día desde el sábado pasado. El total de muertes en los Estados Unidos es de más de un cuarto de millón, y las proyecciones de la Casa Blanca muestran que podría llegar a medio millón en marzo, según informa Michael George de CBS News.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades emitieron su más fuerte llamado para que la población use las mascarillas, instando a los estadounidenses a usar mascarillas incluso en el interior cuando no estén en casa, en un esfuerzo por controlar la propagación del virus.

Esta semana, 11 estados rompieron los récords de nuevos casos reportados en un solo día. En todo el país, 100.000 personas están en hospitales, y cada día hay menos camas disponibles.  

"Es una bola gigante de ansiedad tratando de averiguar a dónde va a ir el próximo paciente", dijo el terapeuta respiratorio de Wisconsin, Donovan Boetcher.

La enfermera a cargo, Mavic Tjardes, que trabaja con Boetcher en el Hospital Universitario de Salud de la Universidad de Wisconsin, calificó la situación de "difícil".

"Las enfermeras son las primeras personas que ven nuestros pacientes, y las enfermeras son las últimas personas que verán en su último aliento", dijo.

La presión sobre los trabajadores de la salud se ve agravada por las personas que no hacen su parte porque creen que el uso de mascarilla es un asunto político, "fascismo", o que cuartan su libertad individual, influenciados principalmente por el presidente Trump y los líderes del partido Republicano.

"Siento que en las redes sociales se habla mucho de los héroes de la salud y todo eso", dijo Boetcher. "Bueno, si realmente quieres respetar a la gente que trabaja en atención médica o a cualquiera que tenga que trabajar ahora mismo, quédate en casa. Usa una mascarilla. Y no escuches a los políticos inescrupulosos".

Sus súplicas no llegan a todo el mundo. Una gala de jóvenes republicanos en Nueva Jersey congregó a 150 asistentes a una reunión politica en la que sobresalía el congresista republicano Matt Gaetz, de Florida.

Lo que no le cayó bien al gobernador demócrata Phil Murphy, quien dijo:

"Está más allá de los límites de la decencia humana, donde cualquiera pone voluntariamente en peligro a gentes de otros estados, sin importarles el bienestar tanto suyo propio como de su propia gente", estalló en ira el gobernador de Nueva Jersey, que cerró el lugar.

Murphy señaló a Gaetz en sus críticas durante una sesión informativa sobre el COVID-19.

"Espero que estés viendo esto, Matt. No eres bienvenido en Nueva Jersey", dijo Murphy. "Y francamente, no quiero que vuelvas a este estado".

California también está retirando su alfombra de bienvenida a "temerarios" republicanos y todos aquellos que se sumen a su locura anti-mascarillas. Bares, bodegas y salones cerrarán en condados donde las camas de cuidados intensivos son escasas. Los restaurantes de esas regiones cerrarán salvo para la comida para llevar, e incluso se prohibirá la asistencia a reuniones privadas.

Aunque el orden es duro para las pequeñas empresas, los funcionarios estatales están tratando de evitar más historias desgarradoras, como la de Erika Becerra de 33 años.

Becerra estaba embarazada de ocho meses cuando se enfermó. "Rezamos por ella, hablamos con ella, la consolamos hasta el último momento", dijo su hermano.

Los doctores dieron a luz a su bebé, pero no pudieron salvarla.

Mientras tanto, una miriada de políticos del Partido Republicano están atacando duramente los esfuerzos de los médicos y personal de hospitales al desafiar las suplicas de los expertos en seguridad sanitaria nacional que aconsejan el uso de mascarillas, no congregarse en grandes grupos, evitar las fiestas con muchas personas alrededor y saludarse a distancia.

El republicano Jim Jordan dijo que los expertos de salud, como el Dr. Fauci, que luchan contra el Coronavirus "quieren robarnos las Navidad" porque quiere "cancelar los viajes familiares de los feriados nacionales":

El republicano Matt Gaetz, por ejemplo, satirizó la "histeria" de la población y los expertos de salud al Coronavirus al usar una mascarilla en el Congreso, afirmando, igual que Trump, que el COVID-19 es una simple "gripita"

Cuando en Michigan la gobernadora demócrata Whitmer decidió imponer el uso de mascarilas en público, los congresistas republicanos la amenazaron con  "la destitución (impeachment) por haber cruzado la línea y por violaciones a la 'libertad individual'":

Lo mismo sucedió cuando el gobernador de Ohio, DeWine, propuso el uso de mascarillas obligatorio en público. Sus propios correligionarios del partido Republicanos lo amenazaron con el Impeachment (Destitución):

Incluso han llamado a grandes protestas por estar obligados a seguir las recomendaciones sanitarias sugeridas por los expertos:

A esto hay que sumarle el legendario desprecio de su líder, el presidente Trump, al Coronavirus, al que minimizó, ocultó, del que dijo campantemente que "solo era una gripita" y otra sarta de afirmaciones todas falsas.