Durante una entrevista en "The Howie Carr Show", Joe diGenova esbozó una serie de acusaciones infundadas en torno a las elecciones, incluyendo que "el voto por correo es inherentemente corrupto". Luego criticó a Krebs, llamándolo un "imbécil de clase A".

"Cualquiera que piense que las elecciones salieron bien, como ese idiota de Krebs que solía ser el jefe de la ciberseguridad", dijo DiGenova. "Ese tipo es un imbécil de clase A. Debería ser descuartizado. Sacarlo al amanecer y fusilarle".

Christopher Krebs declarando ante el Senado

Los comentarios de DiGenova llegan cuando el presidente y sus aliados atacan a los que se oponen públicamente a la noción de que las elecciones de 2020 fueron amañadas.

Trump despidió a Krebs en noviembre después de que su antigua agencia, la Agencia de Seguridad Cibernética y de Infraestructura (CISA), emitiera un comunicado afirmando que las elecciones de 2020 eran "las más seguras de la historia americana" y disipó las afirmaciones de que los sistemas de votación estaban comprometidos.

El presidente dijo en Twitter que la declaración era "altamente imprecisa" y afirmó, sin pruebas, que "hubo impropiedades y fraudes masivos, incluyendo el voto de personas muertas".

Durante una entrevista en "60 Minutos" que salió al aire el domingo, Krebs dijo que mantiene sus comentarios defendiendo la integridad de la elección.

 "Hicimos un buen trabajo. Lo hicimos bien. Lo haría mil veces más", dijo.

Trump arremetió en el programa de la CBS el domingo, diciendo que los productores no contactaron con la Casa Blanca sobre la postura electoral de CISA, lo que calificó de "broma internacional".

El presidente ha afirmado sin fundamento durante semanas que las elecciones fueron robadas por el presidente electo Joe Biden a través de un fraude masivo de votantes orquestado por los demócratas, Hugo Chávez y el sucio dinero comunista que incluye a China, Irán y Venezuela y ha montado una serie de desafíos legales para impugnar los resultados. La mayoría de estas impugnaciones legales no han tenido éxito y han sido desechadas con sorna por los propios jueces, todos ellos republicanos y puestos por el mismo Trump.