El presidente llamó a Kemp el sábado por la mañana y, según se informa, presionó al gobernador para que convocara a una sesión especial de la legislatura para que anularan los resultados de las elecciones y nombraran electores pro-trumpistas que lo respaldaran, dijo al Post una persona familiarizada con la conversación.

Y también tuvo el atrevimiento, después de tres recuentos, de pedirle a Kemp que exigiera una auditoría de las firmas de los votos ausentes, informó el Post, situación de la que Kemp carece de poder para hacer. Kemp rechazó las peticiones de Trump, dijo la persona al Post.

El portavoz de Kemp, Cody Hall, confirmó al periódico que los dos hombres hablaron. La campaña de Trump se negó a hacer comentarios.

El presidente y sus aliados han afirmado repetidamente que el fraude desenfrenado de los votantes y cuestiones como la firma de los votos fueron las razones por las que perdió las elecciones. Como resultado, el estado de Georgia ha surgido como el centro de los esfuerzos legales de los conservadores para anular los resultados de las elecciones.

Un tribunal federal de apelaciones derribó el sábado un intento de bloquear la victoria de Biden en el estado. La decisión siguió a una avalancha de pérdidas legales durante esta semana en Arizona, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin, todos los estados en los que Biden ganó.

A pesar de la serie de contratiempos legales y la certificación de los resultados por parte de Georgia, Trump todavía parece convencido de que podría de alguna manera ganar el estado.

"Ganaré fácil y rápidamente en Georgia si el Gobernador @BrianKempGA o el Secretario de Estado permiten una simple verificación de firmas. No se ha hecho y mostrará grandes discrepancias a gran escala. ¿Por qué estos dos "republicanos" dicen que no? Si ganamos en Georgia, todo lo demás queda en su lugar!" Trump tweeteó el sábado.

Mientras tanto, a algunos republicanos les preocupa que los ataques de Trump sobre el resultado de las elecciones tengan un impacto negativo en las cruciales carreras de la segunda vuelta del Senado en el estado. Los demócratas necesitan ganar ambas carreras para asegurar un empate 50-50, donde la vicepresidente electa Kamala Harris sería el voto de desempate.

La oficina de Kemp, la campaña de Trump y la Casa Blanca no devolvieron las solicitudes de comentarios.