En sus últimas perspectivas económicas mundiales, el FMI predijo que la crisis dejaría cicatrices financieras que lacerarían a la población durante años, mientras que la recuperación sería "larga, desigual e incierta".

También pronosticó que la pérdida total de producción provocada por la pandemia alcanzará los 28 billones a mediados de la década.

Esta es una abolladura que vale más que el tamaño de la economía de los EE.UU., la más grande del mundo.

Gita Gopinath, economista jefe del FMI, dijo que esto "representa un grave retroceso en la mejora de los niveles de vida promedio en todos los grupos de países".

Esta crisis probablemente dejará cicatrices a medio plazo, ya que los mercados laborales tardan en recuperarse, la inversión se ve frenada por la incertidumbre y los problemas de balance y la pérdida de escolaridad perjudica al capital humano.

Todos los países se enfrentan ahora a lo que yo llamaría el largo ascenso, un ascenso difícil que será largo, desigual e incierto. Y propenso a reveses.

El camino que tenemos por delante está nublado por una extraordinaria incertidumbre. Un progreso más rápido en las medidas de salud, como vacunas y terapias, podría acelerar el ascenso. Pero también podría empeorar, especialmente si hay un aumento significativo de los "brotes graves".

A pesar de todo esto, el FMI se ha vuelto marginalmente más optimista desde el verano, prediciendo que la economía mundial se contraerá un 4,4% este año.

Esto supone una mejora con respecto a la contracción del 5,2% que predijo en su última edición de las Perspectivas Económicas Mundiales en junio.

La mejora es tan significativa que la recesión del segundo trimestre no fue tan grave como se temía anteriormente, como el caso de economías alrededor del mundo que se han recuperado más rápidamente de lo esperado al levantarse los cierres.

Pero incluso una contracción del 4,4% seguiría equivaliendo a la peor caída mundial desde la Gran Depresión de la década de 1930, dijo el Fondo.

El FMI también advirtió que la recuperación sería ligeramente más lenta de lo que había pensado anteriormente, en medio de un aumento de las infecciones y una nueva ola de cierres y restricciones para frenar la propagación.

El Gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, se hizo eco de este sentimiento y se lo comunicó ayer a sus colegas del Comité de Asuntos Económicos de la Cámara de los Lores:

"Hay muchos largos kilómetros todavía por delante de nosotros".

El FMI mejoró ligeramente su proyección para el Reino Unido, prediciendo que la economía se contraerá en un 9,8% este año, igual que Francia.

Esto se compara con la caída del 10,2% prevista en junio. Se espera que el Reino Unido se quede atrás de la eurozona, que se prevé que se contraiga un 8,3% este año.

Del grupo de las principales economías desarrolladas del G7, sólo se espera que Italia salga peor parada.

Pero también se espera que la economía del Reino Unido se recupere en un 5,9% el año que viene, más rápidamente que la eurozona.

El FMI subrayó que el panorama mundial habría sido más sombrío sin "respuestas fiscales, monetarias y regulatorias sin precedentes" para apuntalar los ingresos de los hogares y las empresas.

Gopinath dijo que las medidas adoptadas han "contribuido a salvar vidas y medios de subsistencia y han ayudado a prevenir una catástrofe financiera".

Sin embargo, mientras los gobiernos contemplan la forma de hacer frente a la espiral de deudas generadas por el Covid, advirtió:

"Es esencial que el apoyo a la política fiscal y monetaria no se retire prematuramente, de la mejor manera posible".