Si eres estadounidense, si has tenido el honor de servir con uniforme militar, o no, es probable que hayas oído la frase, "Gracias por tu servicio". Por supuesto, si estás en el otro extremo, en el de receptor así como yo -que pertenezco a ese menos del 8 por ciento de los norteamericanos vivos que hemos servido con el uniforme-, sabes que es un sentimiento bastante bueno de recibir! ¿A quién no le gusta que le den las gracias?

Y por suerte para mí, el "Gracias por su servicio" no se limita solo a personas individuales, por lo cual me siento como una especie de las que llaman una semi-superestrella, pues el término está por todos lados. El "Gracias por tu servicio" es "la cosa", "el quesito", en los negocios, en la religión, en las instituciones, en la política, medios de comunicación. Busca en Google "comidas gratis en el día de los veteranos" para esta semana y encontrarás docenas de restaurantes que ofrecen comidas gratuitas a los veteranos, siempre y cuando tengas tu carné militar para probarlo. ¡A quién no le gusta eso!

Pero mientras reflexiono sobre el rápido deterioro y la división de nuestra nación, y la continua retórica de odio hacia aquellos que siguen una fe como la mía, la musulmana, o hacia personas que se ven diferentes, o, digamos, como al último golpe hacia un veterano de guerra condecorado, el Teniente Coronel Alexander Vindman con más de 20 años de honorable servicio a esta nación y una medalla Corazón Púrpura, que fue difamado por haber nacido en Ucrania, realmente no puedo evitar cuestionar la autenticidad de todas esas frases de "Gracias por su servicio". ¿Es todo una charlatanería? ¿O es una muletilla verbal solo porque se escucha bien?

Realmente me hizo pensar. ¿Qué significa realmente para mis compañeros americanos, que se dicen "cristianos", cuando me agradecen por mi servicio? Algunos estadounidenses ni siquiera me ven lo suficientemente estadounidense, y mucho menos validan mi servicio militar, debido a mi aspecto y a la fe islámica que mantengo cerca y bien unida a mi corazón.

Sólo en este siglo XXI, miles de hombres y mujeres del servicio militar de los EE.UU., de todas las clases sociales, tradiciones religiosas y orígenes, han muerto en la Guerra; y decenas de miles han regresado heridos. Y este dato apenas tiene en cuenta las vidas de sus familiares, maridos, esposas, hijos, madres y padres. Y no olvidemos el PSTD (Trauma Post-Traumático), la falta de trabajo y luego la muerte por suicidio debido a que un miembro del servicio no haya podido ser capaz de hacer frente a las secuelas de una guerra sin sentido. Existen círculos de vidas arruinadas que se expanden constantemente. Los miembros del servicio musulmán, que se identifican a sí mismos como tal, y que amaron a esta nación tanto como cualquier otro, también están en estos círculos.

De acuerdo con el análisis del Centro de Investigación Pew, con datos tomados del Departamento de Defensa de los EE.UU., estamos viviendo en una época en la que tenemos una de las fuerzas de servicio activo más reducida desde 2001, por lo que las alarmas suenan sin parar, haciendo que los militares a cargo se preocupen por su incapacidad para reclutar y llegar a los niveles necesarios de una fuerza absoluta y robusta en el lugar de las operaciones. Pero de lo que muchos americanos no se dan cuenta es de la diversidad racial y étnica de los militares de hoy en día. Aproximadamente el 40 por ciento de las fuerzas armadas en servicio activo está compuesto por grupos raciales y étnicos minoritarios. Es un pensamiento aleccionador: quién nos está protegiendo, incluso cuando estamos inmersos en una ideología cada vez más nacionalista por parte de algunos y la constante promoción de políticas anti-inmigración por parte de otros.

Con los militares luchando por cumplir con los objetivos de reclutamiento, el Presidente Donald Trump, como Comandante en Jefe y su empleo de analogías inadecuadas donde señala a grandes rasgos, etiquetando a varias etnias y creencias, ciertamente no ayuda. Lo sé porque, como veterano musulmán de la marina estadounidense, de piel bronceada nacido en Pakistán, me afecta personalmente su retórica. De hecho, recibo correos electrónicos al azar de personas de todo el país, hasta el día de hoy, pidiéndome consejo de si deben unirse o no por miedo a la forma en que pueden ser tratados. Y, por cierto, los musulmanes lucharon en los ejércitos de George Washington. Es un dato que sirve para alimento para el pensamiento.

Como americanos, debemos entender quiénes somos y conocer nuestra historia, sin importar de qué lado de la discusión estés. Somos lo que somos, quizás particularmente como superpotencia, debido a los inmigrantes que han entregado su sangre, servido y muerto protegiendo a esta nación.

Somos quienes somos por la impecable diversidad en la que mentes brillantes se unieron para resolver algunos de los mayores problemas del mundo bajo una sola unión. Y somos quienes somos porque valoramos la inclusión, que, sin importar de dónde vienes o cómo te ves o la fe que tienes en tu corazón -sentimiento de pertenencia- le dio a un individuo como yo, y a muchos otros, la motivación para hacer lo mejor que pudiéramos por nuestros Estados Unidos de América. Y todavía lo hacemos hoy en día, aunque a menudo nos hacen sentir como "el otro".

Cuando yo y muchos otros que juraron proteger y defender la Constitución de los Estados Unidos, lo hicimos pensando en el espíritu de esa famosa frase que abarca la esencia de la fundación de nuestra  gran Nación: "Sostenemos que estas Verdades son evidentes por sí mismas, que todos los Hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador de ciertos Derechos Inalienables, que entre éstos están la Vida, la Libertad y la Búsqueda de la Felicidad".

Este Día de los Veteranos, todo lo que pido a mis compatriotas es un poco más de auto-reflexión antes de pronunciar esas palabras algo sagradas, "Gracias por su servicio". Claro, aceptaré mi estatus de superestrella, incluso tomaré esas comidas gratis, pero si su "Gracias por su servicio" sólo incluye a algunos y no a todos los estadounidenses, es mejor que me hagas un favor y te guardes ese agradecimiento para ti mismo. O estamos juntos en esto o no lo estamos. No puedes darte el lujo de elegir.

Así que por favor, a menos que te refieras a todos nosotros, ya no andes por ahí parafraseando esa superficial y desordenada oración de "Gracias por su servicio".